(Fuente, Diario EL TIEMPO)
Foto: AFP
Carly Fiorina es la mujer que más
lejos ha llegado en el mundo corporativo en EE. UU.
La precandidata a la presidencia de EE. UU. por los republicanos va de segunda en los sondeos.
La entretenida carrera por la nominación del
Partido Republicano para las presidenciales del 2016 tiene ya un nuevo
protagonista.
Una, para más señas, pues se trata de Carly
Fiorina, la exdirectora ejecutiva (CEO) de Hewlett Packard que esta
semana, tras un gran desempeño en el debate del miércoles 16 de
septiembre, se trepó al segundo lugar en las preferencias electorales de
los estadounidenses.
Eso, al menos, es lo que indican la
mayoría de las encuestas. De acuerdo con el último sondeo de CNN-ORC,
Fiorina tiene ya un 15 por ciento de popularidad y solo es superada por
el magnate Donald Trump. Un ascenso meteórico si se tiene en
cuenta que hace tres semanas estaba al final de la tabla con un 3 por
ciento y que ni siquiera clasificó para el primer debate entre
republicanos (el de agosto), en el que solo se invitó a los primeros
diez.
Más importante aun, su repunte se está dando
en paralelo con el bajonazo de Trump, que pasó de tener un cómodo 32 por
ciento a un apretado 22.
Fiorina también supera ya al neurocirujano Ben Carson, que hasta hace pocos días ocupaba la segunda plaza.
De 61 años y única mujer entre el grupo de 15 aspirantes, la ex-CEO se ha ganado a pulso su lugar en las encuestas.
Virtualmente desconocida hasta hace pocos días, se robó el show durante
el debate de la CNN dándole a Trump toda una clase de política exterior
y mostrando altura y sapiencia en cada uno de los temas que se
ventilaron ese día.
A diferencia del millonario, que
heredó parte la fortuna de su padre, Fiorina es la propia historia del
sueño americano. Nacida en Texas, en una familia de clase media, se
inició en el mundo laboral trabajando como secretaria y recepcionista.
A la edad de 25 años ingresó a la empresa de telecomunicaciones
AT&T como vendedora y lentamente fue ascendiendo hasta llegar a la
vicepresidencia de una de sus divisiones.
‘La más poderosa’
De allí saltó a Lucent Technologies Inc., una
compañía creada por AT&T que terminó convertida en una rentable
empresa gracias a las maniobras financieras de Fiorina. En 1998, la
revista Fortune la catalogó como “la mujer mas poderosa del mundo
empresarial” de EE. UU.
Al año siguiente, Hewlett Packard hizo
historia al contratarla como su nueva CEO. No solo era la mujer más
poderosa de EE. UU., sino la primera en dirigir una de las 20 compañías
más grandes del país. Pero seis años después, el sueño colapsó.
En el 2005, la empresa la despidió tras una agria disputa en la que la
responsabilizaron por el mal desempeño económico del gigante
informático.
Un hecho que le restregó Trump durante el
debate y que podría costarle caro en el futuro. Fue ese mismo fracaso el
que utilizó la demócrata Bárbara Boxer para derrotarla en la contienda
por una curul del Senado en el 2010.
Pero Fiorina alega que bajo su dirección Hewlett Packard duplicó su tamaño y cuadruplicó su flujo de activos.
En todo caso, se trata de un enemigo formidable para Trump y los demás aspirantes.
Aunque el episodio con Hewlett Packard aún despierta polémica, es la mujer que más lejos ha llegado en el mundo corporativo,
credenciales que pesan en un ciclo electoral en el que el electorado
republicano está indicando que no desea al típico político de
Washington, sino a un outsider de robustas credenciales en economía que
hable duro y de frente.
Fiorina, además, ha demostrado ser una firme conservadora y de armas tomar, literalmente. Ha propuesto, por ejemplo, que para “cerrarle la boca a la Rusia de Putin” se debe entregar armas a los aliados en Ucrania,
reiniciar los planes para crear un escudo antimisiles en Polonia,
enviar más tropas a Alemania y fortalecer la VI Flota de la Armada, para
que “vigile” la paz de Europa.
‘Una dama de hierro’
Así mismo, es de los que creen que el acuerdo
nuclear firmado con Irán es un fiasco y lo rompería el primer día de su
presidencia.
Tanto, que Lee Cohen, exasesor de la Cámara de
Representantes, la catalogó en el diario The Hill como la ‘Dama de
Hierro’ de EE. UU.
En temas de corte social se opone al aborto,
los matrimonios gais y cualquier tipo de amnistías para los
indocumentados que entraron ilegalmente al país. Solo al hablar de
drogas se hace al centro del espectro político, cuando indica que hay
que descriminalizar el consumo. Pero probablemente es porque su hijastra
de 35 años murió tras una larga adicción a los estupefacientes y el
alcohol.
Qué tan lejos llegará en la carrera es
lo que está por verse. Richard Cohen, uno de los columnistas del
Washington Post, cree que no mucho. “A Fiorinia la despidieron
del trabajo más importante que ha tenido y ninguna otra empresa la ha
contratado. No veo por qué debamos elegir para el empleo más importante
del planeta a una persona sin experiencia política y de un récord
empresarial dudoso”, sostiene Cohen.
Quizá tenga razón. Pero esa lógica no siempre
cohabita con el universo electoral. Si no, que lo explique Trump. O
Ronald Reagan, que de actor pasó a ser uno de los presidentes más
populares en la historia del Partido Republicano.
SERGIO GÓMEZ MASERI
Corresponsal de EL TIEMPO
WASHINGTON
Corresponsal de EL TIEMPO
WASHINGTON
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