(Fuente, Diario EL TIEMPO)
Foto: Archico / EL TIEMPO
Martín Farfán Díaz había sido
capturado en diciembre de 2009 y quedó libre en 2012.
Un francotirador lo abatió en Cumaribo, Vichada. El narco heredó el poder de alias Cuchillo.
Un experto tirador de la Policía dio por
terminada ayer la persecución que en enero de 2012 se inició contra el
narcoparamilitar Martín Farfán Díaz, alias Pijarvey, uno de los mayores poderes criminales de los Llanos Orientales y quien había heredado la banda del temido ‘Cuchillo’.
Hombres del Gaula de la Policía que tenían
información sobre la presencia de ‘Pijarvey’ en una finca de la vereda
Asocortomo, en jurisdicción de Cumaribo (Vichada), llegaron al lugar por
aire y tierra y procedieron al golpe contra el capo. Tras un breve
enfrentamiento encontraron el cuerpo sin vida del jefe del
autoproclamado ‘Bloque Libertadores de Vichada’, como ‘Pijarvey’ hacía
llamar a su banda criminal para darle apariencia de grupo con ideales
políticos.
El cuerpo del narco fue trasladado por
aire a Villavicencio, en donde se realizaron la inspección del cadáver y
la toma de huellas para lograr su plena identificación.
‘Pijarvey’, que había sido capturado en
diciembre de 2009 –por ese golpe se pagaron 1.700 millones de pesos–,
logró una leve condena que pagó en una cárcel de máxima seguridad. En el
2012 recuperó su libertad y volvió a los Llanos, en donde retomó el
control de las rutas del narcotráfico desde Vichada, Meta y Guaviare
hacia la frontera con Venezuela. Para ese momento su jefe, ‘Cuchillo’,
estaba muerto y ‘Pijarvey’ entró en guerra con otros capos emergentes,
de la que salió victorioso, si bien la banda terminó dividida.
Su organización es señalada por las autoridades de ser responsable de asesinato y extorsiones en esos departamentos.
Las autoridades señalaron que el poder de
‘Pijarvey’ se había extendido al Amazonas y que incluso había sellado un
acuerdo con el ‘clan Úsuga’ para garantizar la salida de los
cargamentos de coca que manejaban sus hombres.
Con una nueva recompensa encima, esta
por 1.200 millones, el criminal optó por buscar refugio en las zonas más
apartadas de Vichada. Los seguimientos de inteligencia de la
Policía habían permitido hace un año conseguir una nueva foto del narco,
que se había dejado crecer el cabello y se veía mucho más gordo que la
última vez que había sido visto públicamente, saliendo de la cárcel.
‘Pijarvey’ tenía órdenes de captura en su
contra por los delitos de homicidio, concierto para delinquir,
terrorismo y porte ilegal de armas.
Bandas, descabezadas
‘Pijarvey’ corrió la misma suerte de su jefe, Pedro Oliverio Guerrero Castillo, alias Cuchillo, quien murió en medio de una operación de la Policía en diciembre de 2010.
La muerte o la cárcel ha sido, desde el 2008, el destino de los grandes capos de las bandas.
Ese año, terminó la huida de los ‘Mellizos’, capos del narcotráfico que
lograron cupo en Ralito y luego le incumplieron a la paz. En
abril de 2008, en Tarazá, bajo Cauca antioqueño, murió Víctor Manuel
Mejía Múnera tras enfrentar a la Policía. En mayo fue capturado su
hermano Miguel Ángel, quien terminó extraditado a los Estados Unidos.
En enero del 2012 murió en un enfrentamiento
con la Fuerza Pública Juan de Dios Úsuga David, alias Giovanny, máximo
jefe del ‘clan Úsuga’. Desde entonces, las autoridades realizan una
ofensiva para dar con el paradero de su hermano Dairo Antonio Úsuga
David, alias Otoniel, quien quedó al mando de la organización criminal.
Hace apenas un mes, las autoridades llegaron
al escondite de Víctor Navarro, alias Megateo, el jefe del Ejército
Popular de Liberación que maneja el negocio del narcotráfico en el
Catatumbo. Aunque en principio se informó que ‘Megateo’ había muerto,
después se estableció que el narco logró escapar del cerco.
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