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domingo, 30 de agosto de 2015

Preocupación por creciente consumo de alcohol entre las caleñas

(Fuente, EL PAIS Cali)

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Preocupación por creciente consumo de alcohol entre las caleñas
Las mujeres pueden sufrir de diabetes, trastornos digestivos como gastritis y úlceras, tanto de estómago como de duodeno.
Datos realmente preocupantes ha arrojado el reciente estudio presentado por la  Organización Mundial de la Salud, OMS: en América Latina y el Caribe la ingesta de licor se ha disparado. Las personas consumen una media de 2,2 litros más en los países de la región que el promedio mundial, que es de 8,4 litros puro por año.

En el lapso de cinco años (2005 a 2010) los hombres  con consumos episódicos fuertes (toman cuatro o cinco bebidas en al menos una ocasión en 30 días) casi que se duplicaron. Pasaron de ser apenas un 18 % a casi el 30 %.

Y las mujeres no se quedaron atrás: el consumo de licor en ellas se triplicó: pasó de un 4,6 % al 13 %. Y los jóvenes son los mayores consumidores de bebidas alcohólicas.
 
El Estudio Nacional de Consumo de Sustancias Psicoactivas en Colombia realizado en  2013  mostraba ya en nuestro país algunas de las tendencias que la OMS registra hoy a escala continental.
 
En el país el consumo de alcohol es también mayor entre los hombres.  “En los consumidores de bebidas alcohólicas del último mes se encuentra que son alrededor de 8.400.000 personas, de los cuales más de cinco millones son varones. La diferencia entre sexos  es significativa: los varones superan a las mujeres en 20 puntos porcentuales”, reza el estudio.
 
En términos de edad la mayor tasa de uso actual de alcohol, del 49,2 % se presenta entre los jóvenes de 18 a 24 años. Los adolescentes son quienes tienen una menor tasa de consumo, no obstante llega al 19,3 %.
 
Llama la atención de este estudio del Ministerio de Salud que cerca de 2.6 millones de personas en Colombia con edades entre los 12 y 65 años presentan un uso de alcohol riesgoso o perjudicial, es decir, se convierten en amenazas para ellos mismos y la sociedad: 1.9 millones son hombres y un poco más de 600.000 son mujeres.
 
Lo grave es que la llamaba bebida “perjudicial” está avanzando en mujeres. Beben 20 % más ellos que ellas. Pero en cuestión del uso “dañino”, la brecha se estrecha a un 15 %.
 
Conclusiones como estas se convierten en una alarma para la sociedad:
 
¿Qué está provocando que las mujeres del país se estén acercando cada vez más al alcohol y con un consumo riesgoso y perjudicial? ¿Qué está pasando  en Cali?
 
El magister en drogodependencia Miguel Bettín Osorio, director de la Fundación Creser, confirma que en los útimos 20 años la situación ha cambiado drásticamente.
 
Antes, dice, en los centros de tratamiento para problemas de alcohol y drogadicción el porcentaje de mujeres frente a los hombres era de 1 a 9 (de 1 mujer por  nueve hombres). Hoy en día estamos hablando de 4 mujeres por 6 hombres, es decir, el número de mujeres que llegan se ha cuadruplicado.
 
En Cali, donde el consumo de alcohol es cercano a la media nacional (35 %) no hay estudios particulares sobre este fenómeno. Pero de acuerdo con voceros de fundaciones de rehabilitación, de A.A., testimonios de mujeres que han estado inmersas en la ingesta de bebidas embriagantes y empresarios de la rumba consultados por El País, cada vez más se evidencia el consumo de licor en las caleñas, especialmente entre las más jovencitas.
 
En la Fundación Yolima, por ejemplo, se les presta ayuda, a 30 mujeres al mes o sea que al año atiende un promedio de 360. Y en los siete años que llevan brindando este servicio, comenta la psicóloga, especialista en adicciones y directora de la entidad, Yolima Escobar, hemos atendido alrededor de 2520 mujeres. De esas de han rehabilitado el 40 %.
 
 Es el caso de Sandra*, una caleña que empezó a beber a los 14 años y que para que los hombres no se aprovecharan de su estado de alicoramiento consumía ‘perico’, pues según sus amigas, “así el efecto del alcohol era menor y estaría despierta y alerta”.
 
 Con el tiempo, además de hacerse adicta al alcohol y al ‘perico’,  sucumbió ante la marihuana  y  el basuco. Abandonó la universidad,  fue a parar a las calles, intentó varias veces suicidarse  y después de 20 años  de adicción y una vida miserable, hoy, gracias a esta fundación “llevo siete meses de sobriedad”.
 
 ¿Por qué se refugian en el alcohol?
 
Son muchas las razones que  mueven a las caleñas a consumir alcohol.
 
Desde las de tipo cultural: están inmersas  en una ciudad pluriétnica, de festejos y celebraciones donde el alcohol siempre está presente: en el bautizo hasta en el velorio.
 
De tipo familiar: los padres las inducen a tomar a temprana edad. Tienen licencia para beber en la fiesta de 15 y a partir de esa edad, en muchas de sus salidas.
 
De tipo económico: tienen poder de financiarse por sí mismas todos sus entretenimientos, incluido el alcohol. De tipo social:  quieren ser incluidas, aceptadas en  un grupo y el consumo hace parte de ser grandes.
 
De tipo legal: por ser una sustancia legalizada y aceptada socialmente el alcohol es de fácil acceso y hoy, las mujeres que toman en sitios públicos ya no son tan señaladas como ocurría antes. O se refugian en las bebidas embriagantes motivadas por dificultades  con su familia o a nivel personal.
 
Así le sucedió a María Guadalupe, quien recuerda cómo “en mi casa bebían y la pasaban muy rico. Yo era la joven de la casa, callada, sumisa, entregada al estudio. Me motivó a beber querer  ser grande: quería ser como ellos, alegres, cuando estaban bajo los efectos del alcohol todo estaba bien”.
 
Esta ejecutiva de ventas, bebió por diez años. Todos los días, en las mañanas, se servía tinto con brandy en un pocillo para simular que tomaba solo tinto; al mediodía consumía unos vinos y por la tarde, cervezas. Al salir del trabajo se iba a un bar a tomar sola, no era bebedora social, de fines de semana ni de parrandas ni paseos.  
En mi casa, dice, nunca me vieron tomando, solo lo hacía en la oficina todo el día. Y a punta de cardamomo, chiclets y enjuagues bucales disipaba el tufo. Llegó incluso a salir de la cantina, llegar corriendo a bañarse a la casa, vestirse y organizarse para volver a trabajar. “Me tomaba mis cinco o seis Alkaseltzer y me bebía un aguardiente para coger fuerzas y seguir trabajando. La única forma en  que yo no bebiera era que estuviera durmiendo”.  
 
Cuando empezó a enlagunarse buscó ayuda en Alcohólicos Anónimos y hoy, ya recuperada,  no se come ni una banana de anís siquiera, dice. Yo bebí lo que tenía que beber. No le acepto ningún trago a nadie. Yo no voy a cambiar mi vida por ese ‘enano’ (el trago). Soy otra María Guadalupe”, concluye.
 
Consumo problemático
 
María Fernanda Ortiz, trabajadora social de la Corporación Caminos, destaca que, generalmente, las personas llegan a pedir ayuda a la entidad por la adicción a otra sustancia y no por alcohol, porque a ellas y a sus padres se les hace el consumo de las bebidas embriagantes algo normal. 
 
Sin embargo, han notado que cuando empiezan a hacer el tratamiento con los adolescentes, durante el proceso, estos se percatan  de que sus madres también tienen consumo problemático de alcohol y las reportan.
 
Muchas niegan  la enfermedad,  no la aceptan, dicen que los profesionales de la entidad están exagerando y prefieren incluso retirar a los hijos de la institución. Sin embargo, también han tenido casos exitosos, donde ambos, madre e hijo terminan su proceso de rehabilitación y superan su situación de consumo, comenta María Fernanda.
 
Frente a la problemática del excesivo consumo de alcohol lo primero que hay que entender es que este no es un vicio, sino una enfermedad que hace que  la gente no pueda parar.
 
Por eso, dicen los especialista, hay que buscar ayuda prontamente y las EPS tienen la obligación de cubrir el tratamiento, pues Colombia reconoció, como lo dice la OMS, que esta es una enfermedad primaria, que afecta el cerebro. 
 
*Nombres cambiados por petición de las fuentes.
 
Acciones de las secretarías de salud
De acuerdo con información de la Secretaría de Salud del Valle, durante el periodo de 5 años y medio (entre enero de 2010 y junio de 2015) los servicios de urgencias en el departamento notificaron  344 casos de personas que llegaron a una institución de salud por una intoxicación con alcohol etílico (un promedio de 5 mensuales).
 
El 42 % (144 casos) fueron de personas de sexo femenino. Y en el 56 % de los casos eran mujeres  residentes en Cali.
 
Por situaciones como estas y las demás problemáticas relacionadas con el consumo excesivo de alcohol las secretarías de Salud del Valle y de Cali vienen aplicando estrategias de prevención y proyectos de cultura ciudadana para fomentar el consumo responsable de alcohol, entre otros.
 
 La Secretaría de Salud del Valle ha hecho campañas como ‘Toma el controhol’; realiza intervencione breves dirigidas a los bebedores dependientes y trabaja para que las EPS dispongan de oferta de servicio para prevenir, atender y rehabilitar a los consumidores problemáticos.
 
Entre las varias estrategias que tiene la Secretaría de Salud de Cali está una campaña para adultos llamada ‘Me voy de rumba, pero no me derrumbo’. Mediante esta se entregan dispositivos como abanicos y cubos de cartón como herramientas pedagógicas para procesos educativos de consumo responsable de licor.
 
Con el proyecto de Escuelas Saludables (básica primaria) trabaja acciones de prevención y brinda herramientas para que los menores sepan tomar decisiones frente a temas como el consumo de sustancias psicoactivas. 
 
En diez instituciones de bachillerato ha implementado las Zonas de Orientación Escolar. Allí un equipo de trabajo labora en función del bienestar y prevención del consumo de sustancias psicoactivas. Son profesionales de Samaritanos de la Calle, Corporación Caminos y Corporación Viviendo.

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