(Fuente, Diario EL PAIS Cali)
Especial para El País
De niño Juan Arnau se pasaba las noches viendo las
estrellas. Así sucedía cada verano en Rubielos de Mora, un pequeño
poblado donde sus padres habían construido una casa en la montaña
alejada del pueblo. Sin viviendas alrededor, el cielo nocturno ofrecía
un contraste excepcional. Entonces terminó por subir un colchón al
tejado para maravillarse con ese espectáculo.
“Todavía
hoy veo las estrellas, ahora con mis hijos, generalmente a la caza de
estrellas fugaces. Este verano hemos visto algunas de las ‘lágrimas de
San Lorenzo’”, dice desde Madrid, convertido en un ensayista que ha
dedicado buena parte de su obra a las religiones y filosofías
orientales.
Y fue esa atracción la que terminó de
decidir por él. Tras culminar sus estudios de secundaria estudió
astrofísica. Solo después cedería a la aventura. Se embarcó en un velero
y fue marinero. Navegó el mediterráneo, atravesó el Atlántico, llegó al
Caribe. “Fue una época muy intensa, que es lo que uno busca cuando
tiene veinte años”. Después llegarían los viajes a África y a la India.
Este último sería el país que lo marcaría para siempre.
Juan
Arnau, de 47 años, ha publicado más de diez obras, entre libros y
ensayos filosóficos, muchos de ellos bajo el sello del Fondo de Cultura
Económica que lo traerá al Festival Oiga Mire Lea de la Biblioteca
Departamental, que se inicia esta semana.
Pero
de todas quizá la que mayor recordación ha tenido es ‘Manual de
filosofía portátil’, editada en 2014, con la que pretende acercar la
filosofía occidental a la gente y “mostrar que la filosofía es algo que
ha de ayudar a vivir. Si no es eso, no es nada”, dice.
¿Qué le aportaron los estudios de Astrofísica?
Al
principio fue apasionante. Las estrellas se comportan como los seres
vivos y esa idea me fascinaba. Pueden devorarse por amor, pueden
convivir pacíficamente durante mucho tiempo o morir emitiendo una gran
explosión de luz. La carrera era dura y exigía conocimientos de
análisis matemático, álgebra y geometría, eso ya no era tan divertido.
Lo
que no me acabó de convencer fue la moraleja de todas esas enseñanzas.
El universo parecía un lugar frío y desafecto, donde la vida no era más
que un accidente, y había algo en mí que no podía aceptar aquello.
Por fortuna la India se atravesó en su camino…
En
la India descubrí un país alucinante y antiguo, donde la modernidad
parecía no haber llegado. Esto para un europeo es fascinante. Ustedes
los colombianos están más familiarizados con el mundo indígena, pero
para alguien nacido en el Mediterráneo, era como visitar otro planeta.
Allí
hice estudios sobre cine y empecé a investigar la cultura y la
filosofía india. Residí como investigador invitado en la Universidad de
Benarés y conocí a la primera persona que me iniciaría en el estudio
del pensamiento hindú: el sanscritista Óscar Pujol. Muchos paseos y
muchas conversaciones me decidieron a profundizar en el tema, hasta que
terminé en México haciendo un doctorado en Estudios de la India y a
estudiar sánscrito.
La filosofía nos suele
parecer un tema denso, difícil de entender. Y usted aparece con un
‘Manual de filosofía portátil’. ¿Era su intención desmitificarla?
La
filosofía es el arte de la simpatía. Quien sabe simpatizar con los que
tiene a su alrededor, o con quienes están lejos, es un buen filósofo.
Luego están las jergas, los tecnicismos que permitan expresar una
cosmovisión, una perspectiva del mundo, que es a lo que aspira el
filósofo.
Un buen ejemplo es la filosofía
budista porque ofrece no sólo un mapa del mundo, sino un modo de estar
en el mundo, ejercitar la percepción, la propia mente y fomentar la
empatía, que es la forma profunda de la simpatía.
Efectivamente,
‘El manual de filosofía portátil’ fue un intento de acercar la
filosofía occidental a la gente, y sobre todo de, a través de la
biografía de unos cuantos filósofos, mostrar que la filosofía es algo
que ha de servir a la vida, algo que debe ayudar a vivir, si no es eso,
no es nada. Para ello lo primero es comprenderla, y ese es un objetivo
del libro, que la filosofía se entienda.
¿Por qué cree que hoy tanta gente de Occidente torna sus ojos hacia la India, hacia el budismo?
Me
hicieron esta misma pregunta en la Abadía de Monserrat, en un congreso
titulado ‘Neurociencias y espíritu’. Para mí la razón es simple: por un
lado los curas han hecho daño, en general no han sabido hacer su
trabajo, que es inspirar aventuras espirituales y no frustrarlas.
Por
otro lado el desgaste natural de unas cuantas metáforas, en este caso
las que dominan en el pensamiento cristiano, han dejado de ser efectivas
para el vuelo de la imaginación, para el modo en que las personas
recrean cotidianamente sus propias vidas. Esto es especialmente cierto
en el caso de los jóvenes, que generalmente están más despiertos a estas
cosas que los maduritos.
¿Qué premisa
filosófica básica no hemos logrado comprender en Occidente que las
culturas orientales tienen clara hace miles de años?
Nos
ha sobrado teoría y nos ha faltado una cultura mental sana, un
ejercitar la mente y el cuerpo de un modo sano, cotidianamente, para
promover esa conexión natural del ser humano hacia lo que lo rodea,
desde los seres vivos al paisaje, desde la nube hasta el insecto.
¿De qué se trata ‘El efecto Berkeley’ que acaba de publicar?
‘El
efecto Berkeley’ es una novela que cuenta la vida del que quizá haya
sido el pensador occidental más oriental de la historia de Europa, el
irlandés Berkeley.
Todo ello a partir de retazos
de informaciones y descripciones sobre su vida, de reflexiones
autónomas, de diálogos fingidos o bien dramatizados a partir de
conversaciones reales con contemporáneos suyos como Voltaire,
Malebranche, Swift, o Pope, que ayudan a comprender desde dentro el
sentido de su insólito pensamiento. Berkeley pensaba que, en un primer
momento, los individuos sólo tenemos impresiones.
Después
nuestra mente se va encargando de asociarlas entre sí. Conforme vamos
adquiriendo experiencia de la vida, aprendemos a relacionarlas o
hilarlas infiriendo unas de otras, y al ver mojado el suelo por la
mañana vemos (tenemos la idea de) la lluvia nocturna que la produjo.
Los
filósofos dirán que hubo una relación de causa a efecto entre las cosas
llamadas “lluvia” y “suelo mojado”, pero lo único cierto es que nuestra
mente ha hilado o hilvanado una percepción con otra. A esta capacidad
hilativa de la mente la llamamos “entendimiento”. Todo esto es, claro
está, muy budista.
Juan Arnau estará en Cali el
próximo sábado 5 de septiembre donde ofrecerá un conversatorio sobre ‘El
efecto Berkeley’ en la Biblioteca Departamental a las 5:00 p.m.
Agenda
El encuentro
Oiga,
Mire, Lea es el Festival Internacional de Literatura que se
desarrollará del 2 al 16 de septiembre en la Biblioteca Departamental.
Incluye encuentros con escritores nacionales e internacionales,
presentación de libros, debates, talleres de lectura y escritura, además
de actividades culturales.
No se lo pierda
El
miércoles 2 de septiembre será la apertura del encuentro, a las 4:30
p.m. Habrá muestra bibliográfica del Fondo de Cultura Económico.
Y a las 6:00 p.m. Piedad Bonnett habla sobre la poesía colombiana contemporánea.
El jueves 3 de septiembre, 6:30 p.m., Héctor Abad Faciolince tratará sobre ‘La oculta’ con Santiago Gamboa.
El viernes 4 de septiembre, 7:00 p.m., será la presentación de la novela ganadora del premio Rómulo Gallegos 2015.
En Palmira habrá programación, a las 4:00 p.m., en la Biblioteca, conversatorio entre Pablo Gallego y Juan David Correa.
El
Centro Cultural de Cali acogerá la programación del lunes 7 de
septiembre. A las 6:30 p.m. será la conferencia ‘La poesía de Álvaro
Mutis; en busca del mito perdido’.
El libro ‘008
Contra Sancocho’, de Hernán Hoyos será presentado el 8 de
septiembre, en la Biblioteca Departamental, 4:30 p.m.
Y a las 6:30 p.m. será el lanzamiento del libro de cuentos de Gabriela Alemán (Ecuador).
El
escritor Evelio José Rosero presentará el miércoles 9 de septiembre,
10:30 a.m., el libro ‘Juliana nos mira’, en la Departamental.
El jueves 10 de septiembre, en el Centro Cultural de Cali, 6:30 p.m., conversatorio de literatura y periodismo.
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