(Fuente, Diario EL TIEMPO)
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La "tragedia" de las mujeres en el
país es que se educaron, pero no logran que esa formación se pero no logran que esa formación se vuelva desarrollo.Encuesta de equidad de género revela los obstáculos para ellas en el ámbito laboral.
En Colombia, las
mujeres devengan 12 por ciento menos que sus pares, así ocupen el mismo
cargo. Solo 41 por ciento de la fuerza laboral de planta es integrada
por ellas, y en cargos de alta dirección apenas ocupan 34 por ciento.
En la medida en que aumenta el nivel del cargo disminuye el número de personal femenino, según reveló el Ránking de Equidad de Género Corporativo realizado en Colombia, el cual ofrece por primera vez una mirada a los aspectos que influyen en la equidad de género en las empresas.
En la medida en que aumenta el nivel del cargo disminuye el número de personal femenino, según reveló el Ránking de Equidad de Género Corporativo realizado en Colombia, el cual ofrece por primera vez una mirada a los aspectos que influyen en la equidad de género en las empresas.
Para el desarrollo de este informe,
realizado entre la firma Aequales y el Cesa, se recolectó información
por medio de encuestas virtuales diligenciadas por las gerencias de
recursos humanos de 40 empresas, a las que les evaluaron cuatro áreas: estructura organizacional, cultura organizacional, gestión de talento y gestión de objetivos.
Entre los principales hallazgos se
encontró que 52 por ciento de las compañías cuentan con políticas
orientadas a alcanzar la equidad de género.
Sin embargo, los resultados que arrojó
el análisis de la estructura organizacional de estas firmas dan cuenta
de que las condiciones laborales de ellas, como ya lo han dichos varias
organizaciones y expertos en el tema, son menos favorables que las de
los hombres.
Datos que son corroborados por ONU
Mujeres en Colombia, que sostiene que las colombianas trabajan 10,8
horas más que los hombres, pero en promedio ganan 20 por ciento menos
que ellos cuando desempeñan la misma actividad.
Además, la presencia femenina en los altos cargos directivos no sobrepasa el 20 por ciento, mientras que en las gerencias se eleva a un 40 por ciento, para llegar a una relativa paridad en los niveles medios profesionales, y dominar con un 60 por ciento los cargos de apoyo y de base.
Además, la presencia femenina en los altos cargos directivos no sobrepasa el 20 por ciento, mientras que en las gerencias se eleva a un 40 por ciento, para llegar a una relativa paridad en los niveles medios profesionales, y dominar con un 60 por ciento los cargos de apoyo y de base.
Pero la precariedad salarial y la discriminación por cuestiones de género se dilata si, además de mujer, esta es madre.
Las
progenitoras reciben 9,4 por ciento menos salario que sus homólogos sin
hijos, según el estudio Salarios de las Mujeres en el Mundo de Hoy
(2012), realizado por Ximena Peña, profesora asistente de la Universidad
de los Andes.
Esta cifra llega al 17,4 por ciento menos cuando estas tienen dos o más hijos.
Según María Adelaida Perdomo,
cofundadora de Aequales, la gran conclusión de este estudio es que,
aunque algunas compañías están generando cambios en su cultura
organizacional, no hay equidad de género corporativa en Colombia, y de
esto se puede deducir que pasará mucho tiempo para implementarla, pues explica que son cambios culturales que para lograrlos se requiere de muchos procesos, pero sobre todo de voluntad.
Para Belén Sanz, representante en
Colombia de ONU Mujeres, estas cifras dicen que ellas están lejos de
encontrarse en una condición de igualdad con los hombres en el
empoderamiento económico.
“Pese a que las mujeres tienen más años de
escolaridad, tienen una tasa de desempleo mayor que la de los hombres,
y, cuando entran al mercado laboral, los trabajos a los que acceden son
de menor categoría y de más baja remuneración”, dice.
A este punto de vista se suma Isabel
Londoño, directora ejecutiva de Mujeres por Colombia, quien añade que el
pensamiento corporativo de las empresas colombianas se quedó estancado
en los años 60. “Sus prácticas culturales lo confirman, porque son consecuentes con su misoginia y sexismo”, indica.
Ahora, estos datos también confirman
que, en efecto, las normas que se expiden en Colombia se quedan en el
papel, pues en esta Nación existen dos marcos normativos, que, según ONU
Mujeres, son pioneros en América Latina: la Ley 1413 de 2010 y la Ley
1496 de 2011, las cuales, entre otras cosas, se crearon para garantizar
la igualdad salarial y de retribución laboral entre hombres y mujeres,
pero es evidente que en la práctica estas premisas no se cumplen.
Esta situación no es exclusiva de este
territorio, pues las estadísticas a nivel mundial alertan que la paridad
salarial entre hombres y mujeres está muy lejos de convertirse en
realidad, como lo muestran los datos recabados por ONU Mujeres en 2013,
que indican que, en la mayoría de Estados del planeta, ellas perciben
entre un 70 y 90 por ciento menos de salario en relación con sus
compañeros masculinos por desempeñar la misma labor.
Pero las adversidades de ellas no se reducen solo al tema salarial y de cargos que desempeñan,
pues, según un estudio sobre la percepción de la mujer profesional en
el entorno laboral colombiano, realizado por el Great Place To Work
Colombia, las mujeres sienten que han perdido aspectos importantes de su
tiempo libre con respecto a los hombres, es decir que no hay un
equilibrio entre su vida personal y el trabajo.
Falta empoderamiento
Para Hugo Ñopo, especialista en
Educación del Banco Interamericano de Desarrollo, hay que ver esta
problemática desde varios ángulos. Uno de estos es la responsabilidad
que tienen ellas en esta situación. “El género femenino se especializa
en programas que no desarrollan destrezas cuantitativas (ciencias
exactas), las cuales tienen mejor remuneración en el campo laboral”,
sostiene.
Para Londoño, la “tragedia” en el país es que las mujeres se educaron, pero no logran que esa formación se vuelva desarrollo.
“La educación de la mujer es una herramienta de lucha contra la
violencia, el embarazo precoz, la pobreza y la falta de oportunidades,
pero deben insertarse en los campos más dinámicos y mejor remunerados de
la sociedad, como lo son los sectores de energía, petróleo, gas,
infraestructura, transportes, logística, manufactura, y desarrollar allí
sus proyectos de vida y su liderazgo; es un camino por andar lleno de
oportunidades”.
Un techo de cristal para la mujer
El mundo de la ciencia no escapa a esta
inequidad. Así lo confirma un sondeo aplicado a 1.000 ciudadanos en
España, por encargo de la Fundación L’Oréal. Este reveló que el 63 % de
los españoles cree que las mujeres no sirven para ser científicas de
alto nivel. La encuesta muestra que ese porcentaje es todavía más alto
si se tiene en cuenta el resto de países analizados –Francia, Alemania,
Italia y Reino Unido–, donde alcanza el 67 %. Muchos de los encuestados opinan
que a las mujeres les faltan interés por la ciencia, perseverancia,
espíritu racional, sentido práctico y espíritu analítico, entre otros
factores.
En Colombia, según Ángela Camacho
Beltrán, física de la Universidad Nacional y una de las científicas más
importantes del país, hay mucho rezago en el papel de las mujeres en la
ciencia, y para ellas existe un techo de cristal, “que significa que
llegamos a un punto en el que, pese a lo que hagamos o sepamos, no
podemos avanzar”.
Y recuerda su primer día de clase de
física en la universidad. “Ese día, uno de los profesores se percató de
cuántas mujeres había en el salón. Éramos cinco; entonces dijo: “Las que
vienen a conseguir novio”.
Acciones orientadas al equilibrio y la igualdad
Entre los objetivos del Ranking de
Equidad de Género Corporativo estaba dar a conocer las empresas más
equitativas en Colombia y compartir sus buenas prácticas en el ámbito
empresarial.
Dentro de su análisis encontró que estas
prácticas se resumen en cinco acciones: uso de un lenguaje inclusivo,
cuota de género para cargos de dirección, programas de mentoría para
apoyar el desarrollo profesional de hombres y mujeres, campañas y/o
charlas orientadas a erradicar estereotipos ligados al género y
programas enfocados en fortalecer el liderazgo de sus colaboradores.
Ahora, para lograr que los empleados tengan un equilibrio entre su vida personal y laboral, las compañías les apuestan a
la implementación de horarios flexibles, trabajo a distancia, gestión
de turnos laborales y a políticas de descanso pre y posnatal adicional
para madre y padre.
Del análisis realizado por la firma de
consultoría Aequales se determinaron las diez empresas más equitativas
en temas de género en Colombia. De la décima a la primera, estas fueron:
Emgesa, Kreab, Codensa, Old Mutual, Manpower, HP, Compañía Nacional de
Chocolates, Citibank, Johnson & Johnson y 3M.
En Johnson & Johnson, por ejemplo,
el 52 por ciento de los colaboradores son mujeres, y los cargos
directivos son ocupados en un 42 por ciento por ellas. María Elisa
Martínez, vicepresidente de Recursos Humanos para Latinoamérica de esta
organización, explica que entre las estrategias que implementan allí se
destacan la Universidad Virtual de la Diversidad e Inclusión y los
módulos virtuales de diversidad e inclusión, a los cuales tienen acceso
todos los nuevos colaboradores en su proceso de inducción.
“También ofrecemos iniciativas de
desarrollo dirigidas a fortalecer el liderazgo femenino y de desarrollo
gerencial enfocado en la investigación y desarrollo. Así mismo, estamos
implementando un programa dirigido a los líderes de nuestra
organización, llamado ‘Taller de liderazgo inclusivo’, el cual
consiste en generar conciencia en los líderes acerca de lo que significa
la diversidad y la inclusión y cómo impactan estas a los empleados”, informa Martínez.
En Codensa y Emgesa, las tácticas que
buscan la equidad se orientan hacia el ámbito salarial, en el que
cuentan con una política de compensación entre hombres y mujeres; el
equilibrio entre la vida familiar y laboral, en el que se ofrecen
beneficios para quienes son padres, como el teletrabajo, entre otros.
Además, realizan actividades enfocadas
en la mujer como cursos para las esposas de los empleados, capacitación
de jefes en la perspectiva de género en cargos altamente masculinizados.
TATIANA LIZARAZO CORREA
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