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sábado, 21 de noviembre de 2015

Con salsa clásica, Latinastereo celebra 30 años de puro sabor

(Fuente, Diario EL COLOMBIANO)

  • Adalberto Santiago será uno de los invitados al espectáculo que se realizará este sábado en Plaza Mayor. FOTO Jose f. Serna
  • Adalberto Santiago será uno de los invitados al espectáculo que se realizará este sábado en Plaza Mayor. FOTO Jose f. Serna

La risotada de Adalberto es más fuerte que la canción que suena de fondo y que los pasos que da para moverse de un lado a otro. Eso comprueba que con 78 años el cuerpo lo tiene trajinado, pero su voz permanece intacta.

La voz es como un instrumento: si no ensayas a diario, te falla-, cuenta el hombre de ojos claros y que ha hecho carrera musical durante más de 60 años interpretando salsa.

Toma una cerveza en su mano, se lleva un trago a la boca y respira antes de continuar con sus reflexiones. La tarde sobre Medellín es nublada, pero el bochorno invade el espacio en el que está el intérprete que afanosamente se acomoda un chaleco negro que cubre su torso.

Adalberto Santiago tiene un nombre inconfundible para el gremio artístico. Su pelo blanco, sus manos arrugadas, su expresividad y pasividad para hablar refleja porque ya es una de las leyendas vivas de este género que, contrario a lo que se podría pensar, está más fuerte que nunca en Colombia y en especial en Medellín donde eventos como el Festival Medejazz mantiene vivo el fuego de los ritmos antillanos. Este sábado, junto a este veterano salsero, cantautor de canciones como La noche más linda, Quítate la máscara, Fuego y candela, estarán en escenario Ismael Miranda, Roberto Torres, Roberto Blades, Yolandita Rivera, Pichie Pérez, entre otros.

Fijate, yo siempre he dicho que mientras exista un colombiano la salsa no muere-, enfatiza Adalberto que llegó con tres días de anticipación al Salsa Fest que se realizará con motivo de los 30 años de Latinastereo, una de las únicas emisoras radiales de salsa dura que se buscan en el dial en todo el mundo.

De su niñez habla poco. Lo mismo ocurre cuando se le indaga por su familia, prefiere evadir el tema y concentrarse a hablar de música. No mezcla sus temas personales y una risa es la mejor salida a las preguntas que le incomodan.

¿Cuál es el sentimiento que le genera regresar a Medellín y en especial a la celebración de Latinastereo?
“Colombia entera siempre me ha querido mucho, todavía me quiere, todavía me aprecia, todavía me llama. Y yo, mientras tenga salud, ahí estaré con ustedes. Qué viva la salsa y que viva Colombia”.

Se reúne usted con grandes y viejos amigos...
“Latinastereo no ha escatimado gastos y de traer a todos esos colegas como lo son Ismael Miranda, Yolanda Rivera, Chamaco Rivera, Roberto Torres, Pichie Pérez, y todos los demás. El concepto que hay de la presentación es muy organizada y habrá una persona que va a hacer una historia y basada en esa historia se van a tocar los temas.

Colombia se ha convertido en una plataforma para que ustedes se mantengan vigentes...
“Mientras exista un Colombiano, la salsa no muere. Siempre estaremos ahí para apoyarnos de parte y parte. Cuando he ido a otros países siempre he encontrado una bandera colombiana que representa a la salsa”.

¿Cuál es el legado de Adalberto Santiago para las nuevas generaciones?
“Estoy dejando cariño, diciéndole a los que están empezando que quieren seguir este negocio, que perseveren que esto no es fácil. Que estudien y que sean disciplinados”.

¿Va a ser un concierto como los otros?
Se ha estructurado los arreglos a una orquesta más grande de las que usualmente usamos. Espero que la aceptación del público se dé por el espectáculo que se va a ver. Le dio gracias a Dios porque ustedes son los culpables que siempre esté vigente”.

¿En esta etapa de la vida, Adalberto Santiago a quién tiene que agradecerle?
“Hay mucha gente, pero en especial a mi amigo y hermano Yayo el Indio que me ayudó mucho en mi carrera”.

¿Qué significó la Fania All Stars para usted?
“A la Fania y sus creadores Jerry Masucci y Ralph Mercado tenemos que darle muchas gracias por ponernos en el mapa. Si no fuera así y no fuera por ustedes nosotros no estuviéramos vigentes y en el mapa”.

¿Qué tan importante ha sido la familia en la carrera de Adalberto Santiago?
“Estamos hablando de música... La familia es primero que nada”. (Risas)

¿Se siente cansado después de tantos años de vida artística?
“Dios siempre me da la fuerza para cantar y hacerlo de la mejor manera. En el escenario me subo y me transformo, allá soy otra persona”.

Ray Barreto fue clave en el desarrollo de su carrera
“Para mí Ray Barreto fue un maestro en mí carrera. Tengo mucho que agradecerle, siempre lo recuerdo y le oro a su espíritu por los que estamos acá en la tierra, porque acá es donde se bate el cobre”.
Es indiscutible el éxito de esa canción La noche más linda...
“Me paga la renta (risas). Llevaba un tiempo que no grababa con la Fania, me presentaron ese proyecto de otra compañía y después que lo oí dije que me gustaba y escogimos unas canciones. Entre las que yo escogí estaba una de Lolita de la Colina y todavía se escucha. Como dice la canción ‘nunca la olvido’”.

Su opinión frente a la payola...
“Si tú eres bueno, no tienes que pagar”.

No en vano la boletería para el Medellín Salsa Fest agotó la boletería un mes antes del evento. En la preventa cerca de 1.900 boletas se vendieron en una semana y el remanente, otras 600, se agotaron en pocos días. Para Juancho Valencia, el director artístico de la Latina All Stars, orquesta que acompañará a estos grandes músicos, este será un espectáculo nunca antes visto en la ciudad. En escena se incorporarán música y dramaturgia con la participación de Lucho Salsa, un personaje que representará el actor Ramiro Meneses y que llevará la hilaridad del show entre los artistas.
“Es un show de unas tres horas en los que vamos a hacer un recorrido por los 30 años de Latinastereo. Vamos a oír un Quítate tú donde uno se tiraba a otro mediante los pregones de la salsa, vamos a hacer colaboraciones nunca antes vistas. Van a estar maestros como Diego Galé y Jorge Cotes que me han acompañado en la reunión de los mejores música de la salsa en Colombia. Medellín es potencia de la salsa y este año se ha validado esta afirmación con los conciertos que se han hecho superando a Bogotá, Cali y Puerto Rico en conciertos que tienen que ver con la salsa”, precisó Valencia.





















jueves, 5 de noviembre de 2015

Baja del soldado Micolta, ¿chao racismo?


La renuncia por presiones legales de un humorista que, disfrazado de recluta negro y con acento afrovalluno, se burlaba de todos revela la faceta fundamentalista del combate al racismo. 

Por: Mauricio Rubio

Tras esa baja, seguirán Piroberta el gay, don Jediondo, pastusos, costeños y, por qué no, los gallegos.

Tal vez se revisen infamias de Jaime Garzón o Les Luthiers, como el adelantado Don Rodrigo pregonando que su negra es tocada por todo el mundo. El abogado Ray Charrupi, de Chao Racismo, líder de la cruzada contra el humor, cuenta orgulloso que su padre entuteló a la Negra Nieves, personaje de tira cómica. Es la misma dinámica perversa de la justicia penal colombiana que, impotente ante lo peligroso, se ensaña con lo indefenso. El expediente de perseguir burlas y caricaturas lo adoptarán solícitos políticos o magistrados, y hasta militares ridiculizados por Micolta.

Se requiere una doctrina peculiar para establecer vínculos entre los chistes y la requisa policial arbitraria al ebanista negro Carlos Angulo, o el racismo de empleadores, arrendadores y porteros de restaurantes o discotecas que se “reservan el derecho de admisión". Sería más eficaz que Micolta se burlara de los discriminadores reales y dañinos. Cuesta creer que los derechos de una minoría se protegen saboteando lo que no les gusta a sus más educados y autodenominados representantes.

La primera vez que sentí la susceptibilidad con las burlas a terceros fue como estudiante en los EEUU. En una fiesta, dos académicas fungiendo de etnógrafas nos pidieron a un amigo y a mí una muestra de humor colombiano. Echamos unos chistes de pastusos y logramos adaptar al inglés uno de boquetos. No supimos qué decir ante la reprimenda por desconsiderados. He sido inmigrante sudaca y jamás me ofendí con las chanzas sobre el país de la coca ni mucho menos pensé que fueran causa de nuestros males. Tengo amigos pastusos, o con familia de allá, que echan los mejores chistes de sus coterráneos. Por muchos años recopilé y difundí burlas a los economistas. Me ha pasado al reunirme con Tito, un amigo madrileño cincuentón con síndrome de Down, que en medio de la charla surja un contrapunteo -él remedando mis dichos bogotanos y yo imitando su hablado- que se cierra con dos carcajadas y un fuerte abrazo. La próxima vez que lo vea, ¿deberé pedir supervisión de algún Charrupi que proteja a Tito?

Es insostenible el criterio que propone Charrupi: “la ofensa la califica el ofendido”. ¿Cuál de ellos? ¿El más sensible? ¿El resentido? ¿El que asume por iniciativa propia la vocería? “Ojo con el humor”, advierte el jurista porque cualquier chiste “reproduce estereotipos”. ¿Quién vigila que eso no ocurra? ¿La élite culta e iluminada? Charrupi tiene armado un discurso convincente sobre la importancia de la inclusión con dignidad. Pero pela fácilmente su cobre mesiánico y autoritario: es él quien sabe lo que se debe decir o no, hasta cómo pedir perdón. Su organización nació como reacción no a un incidente grave como el del ebanista Angulo sino a una pifia trivial de una revista de farándula: la tristemente célebre foto de las matronas caleñas con dos empleadas negras de fondo. El montaje era tan racista como clasista, una tara más difícil de asociar con las burlas. La vivienda popular en barrios elegantes propuesta por Petro generó más alarma y drama que chistes. Esa discriminación silenciosa, hipócrita y soterrada, se reproduce en Colombia sin mamadera de gallo en la calle, centros educativos, oficinas, hogares y familias. Con la doctrina de Chao Racismo, Dioselina Tibaná, el embolador Heriberto de la Calle, el portero del Edificio Colombia y el Chinche serían responsables de esa lacra.

Podría tener algo de sentido controlar las burlas en el entorno escolar, donde realmente hacen daño. Pero antes de llenar los patios de recreo con policías de lenguaje, dichos y apodos incluyentes, valdría la pena centrarse en la discriminación madre: el clasismo inherente a la privatización de la educación. Eso no es ningún chiste.

El impacto negativo del humor y las burlas es menos evidente que las secuelas de la dictadura de lo correcto: voluntarismo, negación de la realidad que incomoda, asfixia del debate y persistencia de los problemas. En las universidades norteamericanas, donde nació la supuesta lucha contra la discriminación basada en censurar cualquier asomo de burla, ya es común el asombro de profesores ante alumnos que exigen no abordar en clase ciertos temas, ni leer autores ofensivos como Mark Twain, que pueden herir sensibilidades. “El malestar emocional se considera equivalente al daño físico, y todas las lesiones deben ser remediadas", anota una profesora. Y el racismo, como el gringo, ahí.

miércoles, 4 de noviembre de 2015

El soldado Micolta: una oportunidad para reflexionar sobre el humor en Colombia

(Fuente, Diario EL TIEMPO)

Por: andresburgos


La polémica salida del soldado Micolta del elenco de Sábados Felices no sólo resulta interesante por haber planteado el asunto de la discriminación en televisión sino también porque abre la ventana a una discusión que pocas veces ha sido parte de la agenda pública del país: la forma en que hacemos y consumimos humor.

En Colombia estamos acostumbrados al chiste fácil y a las mismas rutinas humorísticas que nos hacían reír veinte y treinta años atrás, algunas de ellas se basan en la caricaturización de minorías, tema que ha sido eliminado por completo de la televisión en otras latitudes y que, al parecer, hasta ahora es un asunto que empieza a preocuparnos; por lo que no es descabellado decir que así como estamos atrasados en infraestructura y en calidad de vida, el humor colombiano se quedó rezagado de la actualidad mundial.

Si nos detenemos a pensar, el soldado Micolta, por ejemplo, llevaba varias temporadas en Sábados Felices haciendo reír con muy poco: una rutina predecible, personajes mal representados, poca o nula habilidad histriónica, pintura en la cara para parecer más oscuro… En realidad un show de este estilo no tiene nivel ni siquiera para una izada de bandera.

Lo mismo se podría decir de otros personajes: la detestable Piroberta, por ejemplo, lleva más de trece años ridiculizando a gays y no tiene ninguna urgencia en reinventarse porque la fórmula le funciona. (Al respecto escribí hace más de un año una entrada titulada “Señores humoristas: no se hagan los maricas”), pasa igual con otras formas de humor como las caricaturas de Vladdo o las columnas de Daniel Samper Ospina que parecen cumplir la ley del menor esfuerzo. La única excepción que recuerdo es Jaime Garzón, que invertía tiempo y energía en sus caracterizaciones, que hacía un humor agudo e inteligente y que de paso nos hacía reflexionar.

El asunto, entonces, no es sobre por qué los humoristas hacen rutinas tan flojas sino por qué vemos y disfrutamos ese tipo de humor. Supongo que hay muchas variables que pueden entrar a responder esta pregunta pero me detendré en dos: una de ellas, sin duda, es el nivel cultural de sus espectadores, y la segunda, la poca oferta de entretenimiento en Colombia.

Respecto a lo primero, es obvio que tenemos un bajo nivel cultural, así a muchos foristas no les parezca: tenemos tasas de lectura bajísimas, ocupamos los últimos lugares en las pruebas PISA, disfrutamos las historias de narcos, los reinados, nos informamos con noticieros amarillistas que basan sus noticias en cámaras de seguridad y vemos realities que explotan la miseria humana. Somos tan poco educados que permitimos que en televisión se burlen de negros y de gays, nos parece lo más normal del mundo y nos ofendemos con quienes intentan restablecer los derechos de las minorías.

Con relación a la poca demanda, la omnipresencia de los dos canales de televisión más importantes del país ha hecho que emerjan fórmulas de entretenimiento patéticas y facilistas, por ejemplo, llevamos varios años viendo telenovelas basadas en historias de artistas fallecidos o venidos a menos, recuerdo la telenovela de la selección Colombia, la de Diomedes, las hermanitas Calle, la de Helenita Vargas, la del grupo Niche, la de Rafael Orozco, la del Joe… ¿es que no hay ideas frescas, originales?

El soldado Micolta salió del aire por discriminatorio y está bien. También estaría bien que sacaran a los que ridiculizan a gays o a discapacitados y estaría mejor que empecemos a exigirles más a nuestros humoristas, que tengan formación actoral si van a actuar, que lean la prensa, que aprendan de sarcasmos y de ironías, que lean a Quevedo o al menos a Daniel Samper Pizano, que vean las películas de Woody Allen y aprendan a escribir guiones divertidos e inteligentes, que se preparen de verdad porque hacer reír no es fácil y la burla ramplona a la que estamos acostumbrados ya debería evolucionar a otras formas de humor.

Twitter: @andresburgosb